Nosotras

Así amamos y deseamos la Sabiduría. Así seguimos a Cristo en “AQUELLA MEJOR PARTE” que nunca nos será arrebatada. Así clamamos con deseos de volar sobre las cosas terrenas, Conquistadas por ese NOMBRE de CRISTO: con el suspiro del corazón, con el anhelo de la verdad, con la felicidad de la amistad, con el cántico nuevo de la unidad. No en muchas Almas, no en muchos Corazones, sino en una SOLA y en un SOLO CORAZÓN.

 


Porque

Hemos encontrado un camino: La VIDA RELIGIOSA, que nos lleva a DIOS, a través de la CONSAGRACIÓN en CASTIDAD, POBREZA y OBEDIENCIA, que nos lleva a la vida, a los hermanos, de la mano de alguien que encontró primero. Ese alguien fue Agustín, SAN AGUSTÍN, el del “CORAZÓN INQUIETO”, el del “TARDE TE AMÉ”, el del “¡QUÉ DULCE ES VIVIR LOS HERMANOS UNIDOS!”, el del “SEAN TUS ESCRITURAS MIS CASTAS DELICIAS”, el que, por AMOR, ANHELA la CONTEMPLACIÓN de DIOS Y, por AMOR, CARGA AMOROSO con LA NECESIDAD DE LA CARIDAD.

Nuestra regla de vida

Con una sola ALMA y un solo CORAZÓN orientados hacia DIOS. Sin nada propio, con la felicidad de la santa POBREZA. Con la HUMILDAD de los bienes compartidos. HONRANDO A DIOS las unas en las otras porque somos sus TEMPLOS VIVOS. En la ORACIÓN del corazón y de la boca. Con el cuerpo sometido por la CASTA LIBERTAD. En la AUSTERIDAD de necesitar poco. Partiendo un único PAN y hambreando siempre la PALABRA DE DIOS. ACOGIENDO a las débiles con la fortaleza de los fuertes. En la SENCILLEZ del vestido y en la MODESTIA testificante de nuestra CONSAGRACIÓN. Con la PUREZA de las costumbres bajo la protección amorosa de DIOS, ESPOSO de las VÍRGENES. Bajo un mismo techo, en la UNIDAD de un trabajo común, sin intereses propios , para que siempre sobresalga la CARIDAD. En el PERDÓN y en el olvido cotidiano de las ofensas. Con un AMOR, fruto vivo del Espíritu. Bajo el yugo suave de la OBEDIENCIA que transparenta a DIOS. Movidas por la CARIDAD. ENAMORADAS de la BELLEZA ESPIRITUAL, exhalando el BUEN OLOR DE CRISTO, no como siervas sino LIBRES BAJO LA GRACIA.