Domingo 26º Tiempo Ordinario

Domingo 26º Tiempo Ordinario

                               Mateo 21, 28-32

"Hijo, ve hoy a trabajar en la viña"

            Esto era un padre que tenía dos hijos y en ellos había puesto su confianza; de ambos esperaba y pensando que le querían les pidió su ayuda. Es una historia plástica: amor generoso de padre y respuesta egoísta de los hijos. Hubo una diferencia, a simple vista paradójica, pero esto es también espejo de muchas reacciones humanas.

Hay una petición paterna: “colabora”; y dos respuestas filiales (¿): “No quiero” y, luego, rectificando: “sí, ya voy”; otra: “Voy ahora mismo”, y luego, olvidando; “no, ya no voy”.

Ante nosotros, hijos de esta doble cara, igual que ante el pueblo de Israel, se pone esta Palabra del Señor. Podemos ser fieles o infieles en nuestra respuesta. Hemos sido llamados, pero si la desidia, la indiferencia, el desamor, la falta de fe se interponen entre la voluntad del Padre y nuestro “ir a la viña”, no daremos los pasos necesarios para cumplirla y hacer fructificar nuestra misión. De manera contraria, aunque ofrezcamos las excusas de nuestra debilidad, si rectificamos y seguimos la llamada, estaremos siempre a tiempo de ser agradables a ese Dueño de la viña, que es nuestro Padre y que ha puesto su confianza en nuestra respuesta de amor.

            ¡Pobre pueblo elegido que dejó de responder! ¡Qué duro escuchar de labios de Jesús que los más pecadores serían preferidos a Él…! Yo creo, Señor, que en nuestro corazón se mezclan las dos respuestas muchas veces. Por eso hoy te pido que me vuelva siempre a Ti, a tu voluntad, aunque libre cada día la batalla de la fidelidad; mejor, que para poder librarla y ser digno de tu predilección, sea capaz de rectificar y volver por amor a ponerme a tu servicio, a hacer el trabajo que Tú me pidas.

"Tú alabas a quien expone la palabra, yo busco quien la cumpla"

San Agustín. Sermón 178, 6-7.

Publicada el 15 Oct 2017