Domingo 27º Tiempo Ordinario
Mateo 21, 33-43
"La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular"
El público a quien habla hoy Jesús es más selecto, se trata de los sumos sacerdotes y de los senadores del pueblo. En teoría deberían atender más o mejor. Veremos.
A simple vista contestan de un modo correcto: a los que obraron mal se les castigará, ya que ellos no habían respondido a las expectativas del dueño de la viña, se buscará a otros que sí lo hagan.
Me parece, Señor, que la respuesta es lógica, pero que se han quedado en un nivel de justicia razonable y no han llegado a la justicia del corazón. Verás, el propietario envía a sus criados y los matan ¿sufriría el amo? Es evidente. Pero ahora es el Padre quien envía a su propio Hijo y hacen lo mismo con Él. ¿Qué pasaría en el corazón, ya no del Dueño de la viña, sino del Padre que ha enviado al Hijo de sus entrañas, heredero de sus posesiones y, sobre todo, de su nombre, de su historia, de su amor?
Los labradores lo conocen: “Es el heredero”, pero lo rechazan y lo matan. No aceptan que represente al Dueño y les pida el fruto que se les había ordenado recoger.
El Pueblo de Israel y, especialmente, aquellos que conocían las Escrituras, sabían más, podían reconocer al Mesías, al Hijo de Dios que les venía a traer su mensaje, pero no lo hicieron y lo mataron. Se jugaron el amor del Padre-Dueño (“caiga su sangre sobre nosotros y nuestros hijos”) y la posesión de ese Reino al que podían acceder entregando el fruto de su fidelidad. Se quedaron así sin el amor del Dueño de la viña y sin la recompensa por su trabajo; fueron infieles a la amistad y se negaron a entregar los frutos. ¡Error sobre error!
Jesús, Tú eres el Hijo heredero y el Padre ha elevado tu nombre sobre todo nombre, y eres para siempre la piedra angular de su Reino. ¿Me quieres como piedrecita pequeña junto a Ti, construyendo “ese milagro patente” de tu Amor?
"Da a tu alma una limosna de justicia y caridad"
San Agustín. Sermón 106,4.
Publicada el 15 Oct 2017